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domingo, 13 de noviembre de 2011

Lú ;)


  Ha cumplido los 16 hace tres días. Es alta, morena y de tez pálida. Es tonta, boba perdida. Es rarita, le gusta el té. Le encantan los batidos del Bécquer y escribir frases célebres en uno de los muchos papeles que hay colocados bajo el cristal que cubre cada una de las mesas de este acogedor lugar. Solo pretende dejar huella para que, cuando vuelva, se acuerde de aquel bonito día en que lo escribió. También le encantan los granizados de manzana de la Plaza Mayor y cenar conmigo. Esto último último no me lo ha dicho nunca, pero lo intuyo, porque es bastante difícil resistirse a un buen granizado, unas ricas aceitunas y unas avellanas, todo esto acompañado de mi alegre compañía y de una bonita tarde de septiembre. También es un poco pava, por no decir demasiado, y lo demuestra cortándose con uno de los miles de pedacitos de cristal en los que acabó un vaso, siendo roto por ella misma, claro. No le hables de subirse a unos tacones, porque solo de pensarlo, ya se tambalea. Es inteligente, o eso piensa ella. Odia perderse “El Barco” y piensa que la siesta es el mejor invento de la historia. Me encanta hacerme la loca delante suyo, intento que no me vea en mis momentos de bajón y siempre le suelto insultos con cariño, como si fuesen indirectas de que la quiero. Y ella lo sabe, y me las devuelve, pero por lo general, sus insultos son en francés, inglés o alemán; el latín y el griego prefiere dejarlos para cuando se hace a sabionda.
La lerda de la que hablo es ella: mi Lucía Luci Lú, y la quiero.







Por cierto... NO ENCONTRARÁS OTRA IGUAL.


viernes, 4 de noviembre de 2011

Soy el resultado de errores en el pasado.


  Y después de muchos errores y otros muchos pasos dados en falso, he aprendido que para conseguir lo que quieres tienes que mirar más allá de lo que ves. Que no siempre lo mejor es lo más caro. Que hay que soñar alto, porque uno puede ser tan grande como sus ideales o tan pequeño como sus dudas. Que mejorar es querer cambiarlo todo y, que la seguridad, cuando salta demasiado a la vista, es sinónimo de inseguridad. Que la mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella y, que en vez de vivir de sueños, deberías empezar a hacer tus sueños realidad. Que no solo vives del aire, sino que necesitas tu alegría. Que no todos los mordiscos duelen, ni los mejores besos se dan en la boca. Que no es la cantidad de los seguidores, sino la calidad de las convicciones lo que determina el éxito. Que hay cosas que no se olvidan, sino que simplemente se aprende a vivir sin ellas y, que las cosas más bonitas no se buscan, se encuentran. Que no debes rendirte cuando todo se derrumba y que debes dejarte llevar por el viento y nunca perder de vista el horizonte. Y es que, un adiós, nunca es definitivo.








<< Que algunos están dispuestos a hacer cualquier cosa, menos vivir aquí y ahora. >>